La Terapia Breve Estratégica es una intervención terapéutica breve que pretende eliminar los síntomas o el comportamiento disfuncional por el cual la persona ha acudido a terapia.

La terapia se enfoca en la “funcionalidad” o “disfuncionalidad” del comportamiento de las personas y como esta se desenvuelve con su propia realidad. Es decir, cuando nos encontramos frente a una dificultad – sea personal, relacional o profesional – la primera cosa que intentamos hacer para resolverla es utilizar una estrategia que nos parece productiva, tal vez porque ha funcionado en el pasado para una situación similar, o porque es una forma de proceder que se espera. Así que si la estrategia elegida funciona la dificultad se resuelve en tiempo breve, pero a veces sucede que nuestra estrategia no funciona como esperábamos y esto nos lleva a repetir la misma solución, intensificando los esfuerzos en la misma dirección porque la solución aplicada nos parece la más lógica, obvia, o la única posible. Pero cuanto más aplicamos esta estrategia / solución mayor es la dificultad inicial, hasta tal punto que parece que no se va a poder resolver, que no podemos hacer nada, y es entonces cuando el problema inicial se acaba convirtiendo en un verdadero problema estructurado.

En estos casos los propios esfuerzos que ejerce la persona ejerce para intentar solucionar el problema son los que lo mantiene. A esto se le llaman “soluciones intentadas” probadas por el sujeto y por las personas de su entorno para intentar resolver el problema y que en realidad terminan por alimentarlo y determinar así su persistencia.

Desde un punto de vista estratégico el psicólogo  pretende conocer la “solución intentada” por el paciente y se enfoca la terapia en generar la ruptura de este círculo vicioso que se llegó a establecer entre las soluciones intentadas y la persistencia del problema, trabajando sobre el presente más que sobre el pasado, sobre cómo funciona el problema más que sobre el “porqué” existe, sobre la búsqueda de las soluciones más que las causas.